Teminando la velada de la madrugada del 31 puedo decir que me queda un gusto amargo en la boca, un gusto que denota mi capacidad constante de estar equivocada, o así lo siento en estos momentos.
Cómo me cuesta aceptar consejos... aunque en el fondo, muy en el fondo... sé que no son del todo desacertados.
Voy a ponerme a prueba. Creo que voy a ponerme a prueba.
Odio escribir lo que voy a hacer porque siento que estoy firmando un contrato...
y odio firmar contratos.
lunes, 31 de diciembre de 2007
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