"Obra de modo que la máxima de tu voluntad pueda ser en todo tiempo principio de una ley general." - Immanuel Kant (1724-1824), filósofo alemán

jueves, 1 de noviembre de 2007

Herrera

Yo estaba sentada en un banquito. Parecía encontrarme en el galpón de arte con Virginia, Dalma, Luz y Fer, que charlaban animadamente mientras yo por mi lado pintaba unos ojos animezcos de color verde manzana. Después me puse a hablar con las chicas, y Virginia dijo algo que me molestó muchísimo: 'Y a tu papá? lo siguen corriendo? claro, porque es indio...'. No me aguanté la rabia y le dí con el puño en la cara, accionada por el impulso. Volví como si nada a mi lugar, a pintar los ojos verdosos, y las chicas hicieron una ronda en torno a Virginia consolándola y abrazándola. Harta de estar viviendo una situación tan pelotuda, salí al patio del galpón y ahí es cuándo me llevé una sorpresa horrible: de un arbol aaaalto y frondoso colgaba una soga, de la que a su vez colgaba una persona del cuello, asfixiada por el nudo del ahorcado. Volví rápido para adentro y le dije a Vacarezza, la profesora del taller '¡Hay alguien ahí colgado!' a lo que ella respondió 'Ah, sí, es Herrera'. Acto seguido, le ordenó a dos hombres que la descolgaran y se despreocupó del tema. A esas alturas yo ya no entendía nada de nada, y me fui a manejar (?). Obvio que manejaba malísimo, me acuerdo que tenía el pie y la mente demasiado pendientes del freno; manejaba con miedo. No sé a dónde cornos llegué, pero las calles eran muy similares a las de Barracas, más que nada por la autopista. Durante ese recorrido conocí a un tipo... no sé a quién, pero ahora que intento acordarme se me dibuja parecido al Negro. El sueño cambia, muta, me encontraba en una terraza, como si el taller de arte tuviese una; busco con la mirada a Herrera y ya no está. 'La habrán descolgado', pensé, y miré hacia la calle donde efectivamente Herrera estaba descolgada y despatarrada a un costado de la vereda. Morboso. Un par de personas se detuvieron a mirarla y luego siguieron su camino.
Caminando por las calles de Barracas, siento una presencia detrás mío y compruebo que una bicicleta que transportaba a un chico y a una chica sobre el manubrio me sigue. Por más que intentaba no podía alejarme, siempre estaban a escasos pasos de mí. Me detuve, di la vuelta y les dije 'Me van a robar, no?' 'Sí, es que necesito $40', me contesta la chica. Abro mi billetera dispuesta a darle el dinero con tal de que no me robaran más (qué ingenua, qué apta para que la caguen) y el pibe que la acompañaba dice: 'Eh, mirá! tiene uno violeta!' (uno de $100), y yo, en toda mi desesperación dije 'No! no me lo saques! necesito pagar las expensas de mi abuela...' 'Sí, claro, las expensas, jeje'. El tipo ya había llegado a un punto de pretender desvalijarme totalmente, porque abrió mi mochila y vio la funda azul de mi cámara digital. La examinó con cariño y asumo que se la quedó, pero no lo sé. Ese sueño termina ahi.
Fui a la casa del chico que conocí manejando y que esta vez sí se me presenta con la imágen del Negro. Era una casa hecha casi exclusivamente de maderas lustradas y decorada con un estilo antiguo y no tanto. Tiramos un colchón en el living y nos pusimos a hablar sobre cosas intrascendentes. Corrimos los muebles de lugar, incluso los dos televisores que se encontraban en la misma habitación y charlamos sobre el problema que se iba a armar cuando llegara su familia (creo que no nos referíamos especificamente al cambio de la disposición de los muebles, pero bueno). Lo extraño es que cuando el Negro me hablaba sólo le podía ver la cabeza y un brazo, con mano incluída (imaginense ver en el suelo una cabeza y una mano que caminan..), pero en el colchón se presentaba toda la figura de su cuerpo. La cuestión es que llega su familia, conozco a sus padres, a una hermana de por ahí y tuvimos una cena copada. Ahora que lo pienso era una casa parecida a la de Laucha...
Todo el sueño tuvo un color azul pálido, como el color de la mañana. Salvo la última parte, en dónde todo se veía en una gama de naranja y marrón... quizás por las maderas.
A saber: Sobre la calle Herrera se encuentra el polideportivo de mi escuela que se inauguró el día de hoy. No me enteré de este dato hasta las 6:30 AM de este día, pero es muy posible que mi insconciente haya almacenado ese nombre después de que la preceptora informó a los cursos que se solicitaba la presencia de los delegados en dicho evento.
Qué interesante que es el inconsciente.

2 comentarios:

A L E J A N D R O dijo...

Tenes los suenios mas largos ever >.> y nunca hay que cooperar cuando te asaltan, enseniale eso a tu inconsciente(?) :P
y nada.. te desapareciste~
kissu

Nicolás Lucca dijo...

Hey! Necesitas descansar más evidentemente!
Cuando empezas a tener esos sueños tan grosos es que no podes "apagar" el cerebro, y entonces no descansas.
Igual, si no dijeras que es un sueño lo editamos.
Besos!